Estoy segura de que si vivimos otra vida, te volvería a encontrar.
Y aunque no sé si sería diferente a lo que vivimos en esta, quiero que sepas que hoy no cambiaría nada.
No eliminaría ninguna experiencia, y tampoco sé si me hubiera gustado conocerte antes… porque quizá, sin eso, no estaríamos aquí ahora.

Quiero centrarme en el hoy:
seguir valorándote como te valoro,
seguir construyendo sueños y fantasías que tienen tu nombre,
tejer instantes maravillosos entre mis pensamientos,
mezclar fantasías y realidades infinitas.

No quiero hablar del pasado.
Tampoco del futuro.
Solo quiero que sepas que no cambiaría nada.

Me gusta la fantasía que tenemos de viajar juntos a todos lados, de tener una casa con un jardín cuidado por los dos, donde podamos ver las flores sin necesidad de cortarlas, porque ellas nos abrazarían con sus colores y sus raíces.

Me gustan las fantasías que viven en mi cabeza, porque creo que, si alguna vez tuvieran la oportunidad de hacerse realidad, no solo se harían, sino que serían para siempre.

Y es muy fácil saberlo:
porque tú y yo somos diferentes.
Y no me refiero a diferentes entre tú y yo,
sino diferentes al resto del mundo.
Porque nos importa la naturaleza.
Porque nos maravillamos con las cosas que, aunque parezcan pequeñas,
para nosotros son enormes.

Me gusta quererte así:
sin condiciones,
sin necesidad,
solo desde el deseo profundo de saber que estás y estamos bien.
De hacerte sentir,
y dejar que tú me hagas sentir a mí también.

Te quiero.
Te quiero.
Te quiero con todo mi corazón.
Te quiero hoy.
Te quise ayer.
Y estoy muy segura de que te voy a querer mañana.

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Soy Sara

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